TV3 acaba de abordar el fenómeno de la posverdad, es decir, la difusión y manipulación de informaciones falsas como si fueran verdaderas creando una inseguridad cognitiva corrosiva. En ella, la verdad y la mentira dejan de tener referencias inmediatas con los hechos comprobables y pierden su función. La irrupción de las RRSS y la creciente frivolización de los medios audiovisuales han sido el caldo de cultivo y el medio para hacerlas virales.
No hay mayor impostura que la indecencia vestida de virtud. Y TV3 la ha mostrado al desnudo con la emisión del programa Veritats de mentida. Pareciera que el análisis y la crítica dedicados a las falsas noticias, a las verdades engañosas, medias verdades o verdades de mentira no fueran con TV3 o con la Cataluña nacionalista. Eso sí, como hay que demostrar neutralidad en la información, la simulan con la aparición fugaz de Pujol y su mujer en la portada del programa. Visto y no visto, y después de ellos, impunidad. Así se justificaba el vaciado total de las posverdades del espacio catalán de comunicación que han sido y son claves para construir el imaginario independentista.
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