Antonio Robles – España se mira en el espejo de la adolescencia

¿Estamos asistiendo a una revolución generacional de la sociedad? ¿Quizás a una involución?

La militancia de base del PSOE (sus hijos, según Josep Borrell), han matado al padre. Nunca antes el aparato del PSOE (expresidentes, barones territoriales y medios afines incluidos), fueron desautorizados de forma más diáfana.

Ya tenemos un partido más dirigido por un adolescente en guerra contra sus padres. Y ya son tres, de cuatro. En la izquierda populista, Pablo Iglesias; en el centro, Albert Rivera (Cs); y en el centro Izquierda plurinacional, Pedro Sánchez (PSOE).

Es casi biológico, hay una etapa de la vida en todo ser humano donde su socialización pasa por la confrontación con sus ascendentes para afirmar su personalidad aún en formación. La acompañan de aspavientos y desplantes, como si fuera el primer ser humano en descubrir la luz. Adanismo inevitable. Suele acarrear quebrantos y disgustos a sus mayores, para pasar a reintegrarse en el regazo familiar en cuanto se ha creado un lugar emocional y material en el mundo. Como si hubiera entendido al fin, que no se puede estar eternamente en guerra con el mundo, porque no es el mundo, sino uno mismo, que viene defectuoso de fábrica.

Este tipo de adolescentes, a menudo consentidos, llevan mal el rigor del esfuerzo y la coherencia. Para eso ya están los padres. Ellos han venido al mundo a disfrutar y despotricar. Y si hay que girar como una veleta para ponerse al sol que más calienta, se cambia el fondo de pantalla de una bandera más grande que las que lucía Obama y se cuelgan 17 con subtítulos de nación de naciones. Un alegato a las bases por conveniencia, y a vivir, que son dos días. Al fin y al cabo, ¿quién se acuerda de la destitución de Tomás Gómez mano militari con mayor arbitrariedad que la suya por la Gestora?

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