Santiago Trancón – El estado del golpe de Estado

Los menos jóvenes tenemos en la cabeza el modelo Tejero de golpe de Estado: un acto de fuerza súbito, urdido mediante conspiraciones secretas, que trata de tomar el poder y subvertir el orden legal establecido. Si no triunfa, los cabecillas van a la cárcel, son condenados a largas penas o directamente ejecutados. Los golpistas asumen el riesgo, saben lo que se juegan. El otro modelo de golpe de Estado es el catalán, que se lleva a cabo desde las instituciones y que ejemplariza la imagen de Companys en el balcón de la plaza San Jaime proclamando el Estado Catalán en el 34.

Ambos modelos enfatizan el momento decisivo en que se expresa públicamente la voluntad de cambiar el orden legal establecido por otro que está por establecer y que se impondrá por la fuerza de los hechos. La diferencia está en que el modelo Tejero es abiertamente subversivo y no duda en usar la violencia para tomar el poder, mientras que el catalán parte de una toma previa de las instituciones y se presenta luego como la consecuencia natural de la voluntad del pueblo. No usa la violencia física, sino una violencia institucional, verbal, psicológica, de control de la opinión mediante la propaganda, la amenaza, la imposición, la detentación del poder.

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