Antonio Robles – Junqueras, el tapado

Ante tanto embrollo y desconcierto, conviene desbrozar el estercolero pseudodemocrático en que nos han metido los catalanistas para clarificar las líneas maestras que nos han traído hasta aquí y los abismos por los que nos podemos despeñar.

No se enzarcen con las bufonadas diarias de Carles Puigdemont, ni con las algaradas de la CUP. Entiendo que el hombre que se negó a ejercer la democracia en la sede de la soberanía nacional, el Congreso de los Diputados, prefiera ir al Teatro Nacional para hacer política y reserve el Parlamento para hacer teatro. Todo lo que haga falta con tal de no firmar lo que le puede inhabilitar o dejarle con el patrimonio hecho unos zorros. Como entiendo que los comecuras de la CUP prefieran convertir el falso gótico de la catedral de Barcelona en un economato a convertir el centro religioso nacional del Born en un meublé.

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