Santiago Trancón – Democracia real, ¿se acuerdan?

La sociedad actual no es homogénea: ni ideológica, ni cultural, ni económicamente. Los vínculos que en otro tiempo sirvieron para crear grupos más o menos homogéneos (tribus, clanes, etnias, pueblos), basados en la identidad, han sido sustituidos por el único elemento posible hoy de integración social: la pertenencia a una comunidad política. Pertenecer a una comunidad política es un hecho ineludible, obra del azar, del que uno sólo puede desvincularse mediante un acto explícito y voluntario. No depende, por tanto, de ningún sentimiento ni de ninguna voluntad previa. Yo soy español pública, social y legalmente, y este hecho no depende de mi ideología, mi lengua, mi cultura o mi situación económica. Mi sentimiento de pertenencia puede ser fuerte, débil o nulo, pero esto no cambia para nada lo fundamental: el reconocimiento de mis derechos y obligaciones como miembro de la comunidad política llamada España. La forma que hoy adopta esta comunidad es la de un Estado democrático, del que es inseparable. Ser español es, por encima de todo, ser ciudadano de un Estado Democrático. La condición de ciudadano demócrata es, en consecuencia, el elemento común de todos los españoles.

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