Las elecciones autonómicas del 21-D han sido fundamentalmente pedagógicas, ya no podemos engañarnos más, ni en Cataluña, ni en el resto de España. Enumero:
-Han representado el fin de la leyenda de, a mayor participación, mayor constitucionalismo. Con el 82% de participación, la coartada era infundada.
–El nacionalismo ha encontrado su techo: 2.000.000 del censo (47,4%). En caso de referéndum, ni siquiera llegan al 50%, y con una mayoría cualificada del 73,3% sería pura utopía alcanzar la separación. Pero esas sutilezas democráticas no van con ellos.
–El triunfo de Cs, lo más reseñable. El nacionalismo nunca más podrá volver a hablar en nombre del pueblo de Cataluña. Es un decir, seguirán mintiendo como siempre. Por el contrario, el triunfo de Cs solo es simbólico, y por su actitud en la campaña, ha optado por situarse definitivamente en el catalanismo moderado. Ni una palabra de la inmersión, su mayor renuncia. Eso es capital, no olvidemos que la llengua pròpia, su fet diferencial, es la legitimación de todo.