Santiago Trancón – ¿El único que no se ha enterado?

El más ciego, el que no quiere ver. El más necio, el que se cree listo. El más cobarde, el que se cree astuto. El más mentiroso, el que se cree su mentira. El más culpable, el que consiente el delito. El más peligroso, el que no quiere ver el peligro. El más sordo, el que no escucha. El más lelo, el que no entiende lo que le dicen, ni leyéndolo. El más mezquino, el que encubre su traición. El más inútil, el que ni actúa ni deja actuar. El más cínico, el que disimula su impotencia. La mayor desgracia, que sea Presidente del Gobierno de España.

Triste y dramática hora en que uno tiene que escribir lo que escribe, decir lo que dice, pensar lo que piensa, sentir lo que siente, señalar lo que ya es diáfano hasta para los murciélagos que surcan el aire crepuscular. El cabestro cabecea, sin embargo, y duda: ¿Por dónde suena el esquilón? ¿Por dónde se vuelve a los corrales? Vean lo que a día de hoy todavía no entiende el registrador:

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