Trabajos invisibles

Las nuevas tecnologías digitales, la robótica y su eficacia en la producción de bienes y servicios, está reduciendo exponencialmente los puestos de trabajo. La alarma ante esta circunstancia no es nueva, ya en la primera revolución industrial las máquinas eran vistas por los obreros con recelo porque vieron en ellas la causa de los bajos salarios y la reducción de puestos de trabajo en las empresas donde se asentaban. Pero en realidad fue todo lo contrario, no sólo crearon nuevos puestos de trabajo, sino que produjeron más bienes y más asequibles para un mayor número de personas.

Ante la crisis actual y el elevado paro que se resiste a bajar, puede que nos debamos replantear la leyenda nunca cumplida de la sustitución del hombre por la máquina. Puede que, por primera vez, el paro elevado se acabe convirtiendo en estructural, dándose la paradoja de que cuanto más eficaces se hagan las empresas y más se capitalicen, menos puestos de trabajo generen.

Si ese panorama es el futuro o sólo es un paréntesis más que el sistema volverá a absorber, no cambia la realidad. Y la realidad, en España al menos, es que un paro estancado en el 20 % de la población necesita imaginación y políticas sociales capaces de revertir la situación si queremos mantener la sociedad del bienestar y la justicia social.

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