Ni rojos ni azules, Albert Rivera

El congreso Ni rojos ni azules de C’s, celebrado en Coslada los pasados 4 y 5 de febrero, ha sido la culminación de un larvado empeño de Albert Rivera por sustituir el legado cívico que hizo posible el nacimiento de C’s en 2006 por uno personal. Que nadie se engañe, hoy Ciudadanos sólo conserva la carcasa, el aura mediática de aquella voluntad largos años reivindicada para hacer de los excluidos del nacionalismo ciudadanos de primera.

Tres impulsos, entre todos, fueron los que generaron su necesidad: la oposición al nacionalismo para lograr una sociedad posnacionalista plenamente democrática; segundo, la recuperación de los derechos lingüísticos de todos, y tercero, acabar con la corrupción económica (dos años antes se había destapado el escándalo del 3%) y política (era preciso sustituir al PSC, devolver a las clases más desfavorecidas el control de sus votos y su dignidad cultural).

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