Nos han convencido de que los números son la expresión máxima de la verdad y la objetividad. El número, el porcentaje, es el argumento supremo, el que marca el espacio de lo indiscutible e inapelable. Una décima arriba o abajo del PIB, puede marcar un cambio de rumbo del ciclo económico, ese monstruo gigantesco al que llamamos economía. Puro fetichismo. La realidad sometida al conjuro de los números.