Necesitamos otra izquierda, renovada, que redefina conceptos, que utilice un nuevo lenguaje despojado de la mugre ideológica que arrastran muchos términos y lugares políticos comunes, que ha desvirtuado causas tan nobles como el feminismo, el respeto a la naturaleza y a los animales o la ayuda a los desterrados y desprotegidos. Que combata la desigualdad nacida de la injusticia, la explotación, la esclavitud moderna, y que no consagre privilegios de ningún tipo, sean territoriales o de clase. Que defienda el bien y el interés común y no se ponga al servicio de los poderosos, pero que estimule, al mismo tiempo, la iniciativa y el trabajo de los mejores y más emprendedores.