La defensa de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el campeonato mundial de Ajedrez de Arabia Saudí, ha llevado a la campeona mundial ucraniana, Anna Muzychuk, a negarse a jugar. Su postura no es sólo simbólica, perderá sus títulos y más de 150.000 dólares. El gesto no debe arruinar su carrera, sino resaltar los principios que la han empujado a realizarlo.
Si la intolerancia y el machismo de Arabia Saudí y el tufo a carcamal de los responsables de la Federación Mundial de Ajedrez obligan a las mujeres a comportarse y vestirse con normas discriminatorias por el solo hecho de ser mujeres, el mundo libre ha de multiplicar por bienes los perjuicios que unas normas injustas le han ocasionado por defender lo que en nuestras sociedades no toleraríamos. Así lo esperan Anna y su Hermana Myriam: “No acudir al campeonato es una cuestión de dignidad, de defensa de la libertad de elección y el respeto por nosotras mismas. Como deportistas de élite debemos dar ejemplo”.