Europa

LA CREACIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS DE EUROPA PARA AFRONTAR LOS RETOS Y PROBLEMAS DE LA GLOBALIZACIÓN

 

Nuestro Partido defiende una profundización de la idea de Europa, lo que supone no sólo mantener la actual Unión Europea, sino avanzar decididamente hacia la construcción de los Estados Unidos de Europa, un proyecto que no se limita al ámbito económico y comercial, sino político y social. Una Unión Europea más fuerte y consolidada es una garantía de desarrollo económico, estabilidad democrática y sostenibilidad del Estado del Bienestar, pero también es el mejor medio para afrontar los retos de la globalización, un fenómeno de grandes dimensiones que plantea enormes desafíos como la amenaza terrorista, los movimientos migratorios, la competencia económica global, la regulación de los mercados financieros, el equilibrio geoestratégico mundial, la distribución de los recursos o el cambio climático. Ninguna nación puede hoy encarar estos problemas sola, encerrándose en sus fronteras y protegiendo su soberanía.

Los populismos de izquierda y de derecha coinciden en rechazar el proyecto de la Unión Europea, acusando a Europa de todos los males que ha provocado la crisis actual. Ignoran que gracias a la Unión Europea hemos podido afrontar la crisis sin que se haya producido un grave deterioro de la economía, la convivencia, las libertades y el orden social.

Mientras en Europa la reacción de la derecha ha sido el alentar un nacionalismo xenófobo, proteccionista, antisistema y antidemocrático, en España el populismo izquierdista se ha puesto al servicio de los nacionalismos que propugnan el desmoronamiento del Estado y la desaparición de España como nación.

La globalización ha supuesto en cambio radical e irreversible en las relaciones entre las naciones. Hoy es imposible cerrar las fronteras, ya sea a los productos o a las personas. La dependencia total de la economía y el consumo de las relaciones internacionales, del flujo de los productos y mercancías tecnológicas, del movimiento del dinero, pero también del flujo migratorio para atender a las necesidades de la producción, hace que sin esos intercambios el sistema en su conjunto se colapsaría. La desregulación total, como propugna el neoliberalismo, sin embargo, produciría el mismo colapso dada las enormes contradicciones que el propio sistema genera.

La evolución nos lleva a organizar espacios políticos y económicos cada vez mayores, superando el límite de los Estado nacionales. La construcción de los Estados Unidos de Europa no es un capricho, sino una necesidad. La experiencia nos ha demostrado que el estar integrados en Europa ha sido enormemente positivo para España. Recientemente estamos comprobando cómo la legislación europea nos está obligando a modificar leyes que permitían abusos intolerables. Europa es la garantía de nuestros derechos, no una superestructura opresora como la quieren definir los populistas antieuropeos.

Lo que necesita la Unión Europea es una mayor integración entre los Estados que la componen, superando la tentación de convertirla en una “Europa de los mercados” al servicio de las multinacionales.

Esta integración debe llevarse a acabo sobre la base de los Estados Nacionales actuales. No se trata de anular la soberanía nacional y la organización del poder estatal, sino de compartir esa soberanía y ese poder, articulándolo en instancias superiores que unifiquen las normas y funcionamiento de los Estados. En contra de una idea genérica de Europa como “unión de pueblos”, de “naciones étnicas o lingüísticas” o de “regiones”, Europa debe ser una “unión de Estados”. Destruir o dejar de lado esta estructura consolidada para sustituirla por otra de carácter “cultural”, “lingüístico” o “territorial”, sería dar un paso atrás que lejos de unir, provocaría una disgregación suicida. Contra la cohesión interna de Europa trabajan los movimientos secesionistas que hoy afectan a Escocia, Cataluña, El País Vasco, Flandes, Véneto, Padania, Bretaña y Córcega, por ejemplo. La mejor manera de desactivar estos movimientos es avanzar hacia la construcción de los Estados Unidos de Europa.

El afianzar nuestra integración en Europa no es incompatible con otros dos objetivos esenciales para nuestro progreso y bienestar: fomentar una mayor unión y conexión con Portugal, y trabajar por otro gran proyecto, la constitución de la Unión Iberoamericana.

Somos partidarios de estrechar los lazos culturales, sociales y políticos con Portugal, tanto por razones históricas y geográficas, como de interés económico y estratégico común. Creemos en las enormes ventajas de caminar hacia una integración de la Península Ibérica a todos los niveles (infraestructuras, comunicaciones, comercio, turismo, etc.) que respete la mutua soberanía y potencie todas nuestras posibilidades de desarrollo y colaboración. Es necesario estimular los sentimientos de igualdad, fraternidad y respeto que ya existen entre españoles y portugueses, dejando de lado cualquier actitud de superioridad, ignorancia o insolidaridad. Es contradictorio mirar hacia Europa mientras damos la espalda a Portugal.

Hemos de potenciar también una gran Comunidad Iberoamericana que sirva de contrapeso a la imposición de las empresas y grupos multinacionales actualmente dominantes en el mundo. El afianzamiento y profundización de la democracia, la defensa de la libertad y la igualdad frente a los populismos de izquierda y de derecha será la mejor base para esa mutua colaboración y desarrollo cultural, social, comercial y científico común. En esta tarea de acercamiento y colaboración podemos apoyarnos decisivamente en la numerosa población de origen hispanoamericano que vive hoy en nuestro país, a la que habrá que prestar una atención especial.

 

Teniendo en cuenta estos principios proponemos:

Que se avance en una mayor participación democrática en la constitución de los organismos de poder europeo, de tal modo que la mayoría de los ciudadanos europeos podamos elegir de modo más directo a nuestros representantes en las instituciones. Establecer una Ley Electoral Europea que permita esta participación.

Avanzar hacia una integración fiscal, unificando los impuestos del IVA, IRPF, Sociedades, Operaciones Financieras y Transmisiones Patrimoniales.
Establecer una política común vinculante en temas como la defensa, la lucha contra el terrorismo, los conflictos internacionales, emigración, refugiados, visados, derechos sociales.

Que se defienda de modo inequívoco el mantenimiento de los actuales Estados y el respeto a sus constituciones democráticas, de tal modo que no quepa ninguna ambigüedad sobre el rechazo de la Unión Europea a los movimientos secesionistas y anticonstitucionales que actualmente se están promoviendo.

Que la política común europea se centre en la profundización del llamado “modelo social europeo”, guiado por los principios de libertad, igualdad, justicia, protección social, enseñanza y sanidad públicas, laicidad, defensa de los derechos humanos universales.

 

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