Santiago Trancón – Entre sonrisas y lágrimas, el golpe avanza

Entre sonrisas y lágrimas, el proceso golpista catalán progresa adecuadamente. Arturo Mas ha sido inhabilitado, pero sólo un poquito. Un pequeño paso para la humanidad, pero un gran triunfo para Rajoy y Rivera, que dicen que esta sentencia ha sido un éxito de la democracia, porque demuestra que todos somos españoles y mucho españoles ante la ley. El inhabilitado seguirá con despacho, asistente, coche y chófer a la puerta, guardaespaldas y un sueldo de cajera de Mercadona, o sea, 115.224 euros todos los idus, de enero a diciembre. Dinero que no sale del 3% al 10%, sino del dinero público (tuyo y mío, no de Montoro), aunque el otro también salió del capazo común. ¡Así maltrata el Estado opresor a un representante del pueblo oprimido!

La benevolente condena se basa en una rocambolesca interpretación jurídica que afirma que Mas desobedeció, pero que no cometió sin embargo “una arbitrariedad que desborde la inherente al hecho desobediente”. ¡Toma pareado! Desobedeció, pero no prevaricó… O sea, que desobedeció en su fuero interno y expresó públicamente esa desobediencia íntima, pero luego no la desbordó, las urnas fueron un espejismo. Le dice al juez que sabía que lo hacía a sabiendas, se vanagloria de ello hasta el punto de que lo volvería a hacer, pero hete aquí que el juez, intérprete áulico, considera que no sabía lo que estaba sabiendo y que quizá se equivocó involuntariamente porque podía haberse desbordado más. Vamos, que “no puede descartarse” que el hábil inhabilitado interpretase que el 9N era legal…

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