Cataluña ya está rota, no hay una Cataluña, hay dos, la de los auténticos catalanes (los ciudadanos de primera o nacionalistas) y la de los catalanes de segunda (la mayoría no independentista). Nuestro primer objetivo es visualizar esa ruptura, esa injusticia. Y actuar en consecuencia. De momento, como muy bien dejó escrito el presidente de la Asociación de Periodistas Pi y Maragall, Sergio Fidalgo, es preciso denunciar la apropiación de Cataluña por los nacionalistas, hacer pedagogía para mostrar a toda España, empezando por la prensa, que los nacionalistas no son Cataluña, sino una parte de ella. Por si aún no se han enterado: «La cuestión catalana –como dijera F. de Carreras– no se resuelve con una reforma de la Constitución, sino con una derrota del nacionalismo en las urnas».
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