Educación

UN SISTEMA EDUCATIVO QUE PROMUEVA CIUDADANOS LIBRES, CREATIVOS, RESPONSABLES Y BIEN FORMADOS

 

La educación y la enseñanza son el instrumento fundamental para asegurar la igualdad de oportunidades, la integración y cohesión social, el desarrollo individual, la socialización, el aprendizaje de los valores democráticos, la transmisión del conocimiento, el aprecio del saber, la ciencia, la cultura y el arte. A través de la educación y la enseñanza se transmite el valor del esfuerzo, la responsabilidad, la tolerancia, la colaboración y la empatía, se estimula la autonomía y la creatividad y se prepara al individuo para un futuro profesional en que pueda sentirse plenamente desarrollado.

El acceso a la educación en condiciones de igualdad es un derecho fundamental de todos los ciudadanos. La educación es un servicio público esencial, universal y gratuito, que debe ser protegido y asegurado por el Estado.
Somos partidarios de una enseñanza predominantemente pública y estatal como el mejor medio de asegurar la igualdad, pero no rechazamos la enseñanza concertada y privada.

 

La principal función de la educación es:
Formar personas con capacidad de autonomía y con sentido crítico para juzgar las distintas situaciones vitales y sociales que requieren su participación.
Transmitir conocimientos científicos y objetivos sobre la realidad del mundo que nos rodea.
Dotar al individuo de destrezas y habilidades que le faciliten el acceso a un puesto de trabajo digno y acorde con sus gustos y capacidades.
Despertar y estimular sus capacidades intelectuales, afectivas y creativas, así como la confianza en el esfuerzo como el mejor medio para alcanzar las metas que se proponga.
El alumno no debe sólo aprender, sino en adquirir y desarrollar la capacidad de aprender, dado que vivimos en una sociedad cada día más cambiante.
Transmitir un profundo sentido de la dignidad y la libertad inseparable de la responsabilidad y el cumplimiento de las normas de convivencia democrática.

Nuestro sistema de enseñanza, habiendo conseguido grandes logros desde la llegada de la democracia, ha ido perdiendo su capacidad para cumplir los objetivos señalados, y se encuentra en este momento en una crisis de modelo educativo, de confianza, de eficacia y de organización. Una prueba del fracaso de nuestro sistema y la necesidad de una profunda reforma es el hecho de que España figura como el segundo país de la Unión Europea con un índice de abandono escolar con un 19,4%, casi el doble de la media europea. Es preciso diseñar un nuevo modelo que corrija los errores cometidos y que goce de la confianza, en primer lugar, de los propios maestros y docentes. La reforma que nuestro sistema educativo necesita no puede ser obra de un partido, sino que tiene que elaborarse con la colaboración de todos.

Previamente a cualquier reforma creemos imprescindible establecer el principio de que nuestro sistema educativo debe ser único e igual en toda España, para lo que es necesario que las competencias en educación estén enteramente en manos del Estado Nacional. La entrega de estas competencias a las Comunidades Territoriales ha llevado a situaciones insostenibles, como la enseñanza sólo en catalán impuesta en Cataluña desde la guardería, caso único en el mundo, en el que se niega a los padres el derecho a que sus hijos reciban la enseñanza en su lengua materna que es, además, la lengua común y oficial del Estado.

Frente a este modelo monolingüe y excluyente defendemos otro basado en la libertad lingüística que garantice la enseñanza, en las Comunidades con dos o más lenguas oficiales, sea impartida siguiendo un modelo de 50% (en español o en la otra lengua oficial), 25 % (en la otra lengua oficial) y 25% (en inglés).

Lo que de ningún modo puede permitir el Estado es que la enseñanza se convierta en un sistema de adoctrinamiento y control de las conciencias, aprovechando la indefensión de los niños para inculcarles ideas y sentimientos de odio y rechazo a España y todo lo español, como está ocurriendo ya en Cataluña, el País Vasco y Galicia, y empieza a extenderse a la Comunidad Valencia y las Islas Baleares. La historia se ha convertido en manos de los nacionalistas en un instrumento fundamental de este adoctrinamiento y propagación de mitos y falsedades históricas, motivo que redunda en la necesidad de que la educación y la enseñanza sean competencias exclusivas del Estado.

 

En cuanto a la orientación que ha de seguir la reforma de nuestro sistema educativo, he aquí algunas de nuestras propuestas:

Es necesario reducir el número de materias de los distintos currículos y etapas de la enseñanza, dado que la proliferación actual produce la saturación de los horarios, la dispersión y falta de profundización en las materias básicas, pérdida de la capacidad de concentración y rendimiento del alumno.

Ante la polémica entre formación humanística/formación tecnológica, creemos que no deberían desaparecer, especialmente en el Bachillerato, materias como la filosofía, la historia y la literatura, imprescindibles para desarrollar las capacidades lingüísticas, discursivas y el pensamiento lógico. Las materias más técnicas deben desarrollarse en los distintos itinerarios, pero en general la escuela debe adaptarse al vértigo de los adelantos tecnológicos, (las llamadas tecnologías de la información y la comunicación).

No debe valorarse la educación solo en función de la preparación para insertarse en el sistema productivo, pero sí debe proporcionar a los alumnos que lo deseen la posibilidad de adquirir una buena formación práctica y profesional orientada al mundo productivo y laboral.

Tampoco se debe juzgar la importancia de la enseñanza superior sólo en función las salidas laborales que ofrece, como si el paro, el subempleo o la emigración tuvieran directamente algo que ver con la formación universitaria.

Una tarea urgente y prioritaria es dotar a los enseñantes de una formación práctica de la que hoy carecen. Debe cambiarse radicalmente la actual tendencia a convertir al profesor en un administrativo que dedica gran parte de su tiempo a elaborar programaciones, informes y cubrir trámites. Su principal tarea debe realizarse en el aula y en contacto directo con los alumnos. El resto del tiempo debe poder dedicarlo a la preparación de las clases, simplificando al máximo las tareas organizativas y burocráticas.

La educación física y la práctica deportiva deben ser un elemento fundamental en el proceso educativo como instrumento transmisor de valores saludables, humanos y de ocio.

La mejora en las condiciones materiales, la reducción del número de alumnos por aula, el aumento del profesorado especializado para atender a la diversidad, la discapacidad y el retraso escolar, son demandas reiteradas que deben tenerse en cuenta en cualquier reforma educativa.

No hay que olvidar que el mejor método para alcanzar logros educativos es despertar en los alumnos el deseo de mejorar y aprender. La emoción, la curiosidad, la motivación y el refuerzo positivo son más eficaces que el malestar, la ansiedad o el miedo.

Por ultimo, creemos que la enseñanza debe acomodarse al principio de laicidad del Estado, que establece la separación entre el ámbito público y el religioso. La libertad de creencias, de religión y de culto debe protegerse y asegurarse mediante la neutralidad laica del Estado, pero no a través de ningún tipo de subvención o ayuda. De acuerdo con esto estamos en contra de que la religión católica (o cualquier otra religión) sea materia de enseñanza en la escuela pública, y menos aún que sea subvencionada directamente por el Estado, que es quien paga hoy a su profesorado. No existe ningún derecho abstracto a “la formación religiosa”, ya que esto implicaría elegir una religión sobre otra e ir en contra del principio de igualdad y no discriminación por razones de religión o creencias. Es este un asunto particular de los padres y no del Estado.

Cualquier reforma del sistema educativo pasa por una mayor inversión. El objetivo es acercarnos al 5% del PIB. Sabemos que la inversión en educación repercute directamente en el aumento de la riqueza de un país.

 

Ver documento completo