Santiago Trancón – Banalizar el sufrimiento

El dolor. El sufrimiento. El abatimiento. La desesperación. La angustia. El desmoronamiento. El miedo. El desgarro. El ahogo. La indefensión. La impotencia. La rabia. El odio. El desánimo. La depresión. La amargura. La humillación. El desprecio. La pobreza. La enfermedad. La desgracia. La pena.

Sentimientos. ¿Quién puede medir, contar, describir, valorar el sufrimiento diario de los millones de personas que viven a nuestro alrededor? Me refiero al sufrimiento cuyo origen no es el azar, ni el destino, ni el que procede de lo incontrolable de la naturaleza o de nuestra propia fragilidad física, sino al causado por otros seres humanos, que es la mayor fuente de dolor y sufrimiento que padecemos.

La indiferencia, el desprecio, la traición, el engaño, el rechazo, el insulto, el ignorar, borrar o negar las consecuencias de nuestros actos, o sea, todo el dolor que provocan, la cadena imparable de sufrimiento que una decisión u otra puede causar en los demás; tener en cuenta esa variable decisiva que determina el valor de nuestros actos (el grado y la cantidad de sufrimiento que podemos causar a los demás), debería ser un principio siempre presente en nuestra vida, algo que habría de aprenderse a valorar en la escuela, un aprendizaje básico.

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