Antonio Robles – La serpiente salió del huevo

Lo peor que ocurrió en el Parlamento de Cataluña es a la vez lo mejor. Por fin, la revolución de las sonrisas ha mostrado su verdadero rostro a toda España.

Miren, la primera condición para solucionar un problema es tener conciencia de él. Y durante demasiados años, demasiados españoles ni han tenido conciencia del problema territorial ni han querido tenerlo. Desde ayer eso ya no es posible: o se está con esta navajada a la Constitución, al Estado de Derecho y a la unidad de España o se está en contra; lo que no será posible ya es mirar para otro lado. Por fin, todo lo que ocurrió y cómo ocurrió, fue como había parecido siempre que era y demasiados se negaron a ver; o sea un engaño, un simulacro democrático repetido en el tiempo con el objetivo de imponer de forma camuflada una identidad excluyente, mutilar a millones de catalanes de su condición de españoles y romper España. ¡Y ojo con la amenaza anexionista de los países catalanes cuando las condiciones lo permitan! Debemos empezar por corregir la percepción del problema: el problema no es Cataluña, es la destrucción de España como nación. Y lo que ocurrió ayer en el Parlamento catalán fue el primer hilo de la madeja.

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