Antonio Robles – El futuro será miedo

La historia de este artículo es una pesadilla. Desde hace años intento escribirlo sin atreverme nunca. El sentido de la responsabilidad y la mala conciencia de poder colaborar indirectamente con el mal me han obligado hasta hoy a guardar silencio. Han sido las advertencias del coordinador de la lucha antiterrorista de la Unión Europea, Gilles de Kerchove, y algunas opiniones sueltas de estos últimos días tras el atentado de Barcelona las que me han animado a ponerme en la piel de estos Jinetes del Apocalipsis para visualizar y conjurar el horror.

La primera evidencia que delata al terrorismo yihadista es el desprecio por la vida. De la ajena y de la propia. O si quieren, el deseo patológico por la vida del más allá. Eso lo cambia todo, si no tienen miedo a morir, la violencia legítima del Estado pierde su capacidad de intimidación.

La segunda evidencia es que sus acciones, después de la mayoría de atentados realizados en Occidente tras el 11-S y del 11-M, han sido llevadas a cabo de forma muy rudimentaria, y por personas escasamente preparadas. Y eso es lo más terrible. Si están dispuestos a morir, si carecen de preparación y medios y, aun así, han logrado aterrorizar y obligar a los Estados de todo el mundo a gastar miles de millones de dólares en seguridad, ¿qué pasará cuando los tengan?

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