Andrés Parra – La fuerza extrema sobre las tesis medias

Dado un conflicto determinado en el seno de una sociedad democrática que alcanza un grado máximo de reivindicación frente al sistema, no se moverá apenas si no existen extremos coadyuvantes que actúen en el sentido de esa reivindicación. La reivindicación nacionalista catalana satisface las condiciones que se requieren para que el sistema democrático español se muestre inquieto y llegue a considerar como un desafío ese conflicto, una vez alcanzado ese grado máximo. Un grado máximo que, por fuerza, implica un reparto del poder político sustancialmente diferente de las estructuras que materializan ese poder, es decir, en el Estado.

Esas condiciones de reivindicación son las de haber sido mantenidas en el tiempo, de haberse incrementado en intensidad y objetivos y de haber ampliado su base social de apoyo. Todas las ha satisfecho de forma programada, en mayor o menor número, consciente o inconscientemente, el nacionalismo catalán hasta llegar al techo máximo de la reivindicación expresada en 46 exigencias planteadas por Carles Puigdemont en abril de 2016.

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